viernes, 27 de agosto de 2010

INVITACION


Quiero invitarlos a dar un paseo en el tiempo por el valle Chacabuco. Viajemos muy atrás, por allá por la medianería de los años 20 y veamos a don Esteban Lucas Bridges, acompañando a los trabajadores de la estancia en los trabajos de apotreramiento. Visitemos las diferentes secciones de ese emprendimiento ganadero, vamos al Hunco, al predio El 18, a Las Latas, al Arvejillal. Veamos como en Las Latas funciona una humilde escuela internado y como allí los niños venidos desde los más recónditos rincones del Baker acuden a la escuela para aprender a leer y a escribir. Visitemos el reten de carabineros en El Arvejillal. Reunámonos con don Lucas y sus hombres en torno a un asado, para celebrar la construcción del puente que cruza el río Chacabuco y que hace posible unir el sector de Entrada Baker con el Sector El Manzano. Vayamos alegremente a trabajar en la señalada, después comamos los deliciosos corderos al palo, sin vino, sin lechugas, sin papas, solo acompañado de tortas fritas (sopaipillas). Sigamos viajando en el tiempo. Don Lucas ya no está, la compañía Valle Chacabuco ha dejado de existir y ahora son los asentados los que habitan el lugar, pequeños campesinos llenos de esperanzas de poseer la tierra propia, que aprovechando la oferta de la reforma Agraria, han dejado atrás otros campos en la región de Aysén, y se han radicado en el Valle Chacabuco. Acompañémoslos en sus faenas, levantémonos muy temprano para salir al campo a recorrer las alambradas, ver si el puma o el zorro hicieron daño a la majada. Vayamos juntos, al baño de las ovejas, esquilemos y señalemos.El tiempo sigue pasando, ahora el valle está desierto, la reforma Agraria no dio resultado y los campesinos que nunca recibieron el título de propiedad de esas tierras, las han abandonado, ahora esos campos están en remate. Acompañemos entonces a Francisco de Smet, en el desafío de instalarse en el Baker. Visitemos después ese asentamiento ganadero, escuchemos el balar de miles de corderos, deleitémonos con el queso de oveja que fabrica Carlos de Smet. Acompañemos a los comerciantes de carne de toda la zona sur de Aysén a visitar el valle Chacabuco y comprar los animales para proveer a las comunidades. Los corderos del valle son los más deliciosos de la zona, su carne es un deleite, lo mismo la carne de vacuno. Ciento de vaquillas y terneros salen cada año del valle con destino a Coyhaique y al norte del país. Pero, hay que detenerse, una noticia corre por los caminos y pueblos de la región. Francisco de Smet vende sus tierras, se dice que los Izquierdo Menéndez están interesados, pero hay otro comprador y solo pronunciar su nombre provoca controversia, es Douglas Tompkins, un turista norteamericano que está comprando grandes extensiones de tierra en la Patagonia y dedicándola a reservas ecológicas. Se cuenta que los Izquierdo igualan la oferta económica, que ellos serían los compradores, pero de pronto llega la noticia que es don Tompkins, a nombre de su esposa doña Cristina McDewit el comprador. El temor cunde entre los pobladores. ¿Será cierto eso que cuentan de que se va a deshacer de todos los animales? ¡Y si es así ¿dónde se surtirá la gente de la carne, principal elemento en la dieta aisenina? ¿ Si vende todos los animales ¿subirá el precio de la carne? El señor Tompkins tranquiliza a la gente, no, nosotros vamos a ir lentamente, poco a poco, no hay problemas.. Sigamos nuestro viaje, veamos como miles de ovejas y vacunos salen del valle Chacabuco, veamos como cientos de kilómetros de alambrados, esos mismos alambres que al comenzar el viaje con don Lucas Bridges pusiéramos en los potreros, son arrancados. Observamos movimiento de personas que nada tienen que ver con nosotros, ya no hay esquiladores, ya no hay enfardadores, ya no hay pastores de rebaños, ya no se fabrica queso de oveja, ahora no es necesario recorrer los alambres, los guanacos saltan libremente por el valle, los pumas y zorros comienzan a desplazarse a los campos vecinos en busca de su presa predilecta: el cordero. Ya no hay compradores de ganado visitando el valle Chacabuco. Detengámonos. El diario La tercera del domingo recién pasado trae una noticia importante en su cuerpo de negocios. Don Douglas Tompkins ha construido un hotel de seis habitaciones en el Valle Chacabuco, ha sido visitado por importantes políticos y ofrece un buen servicio. El hotel es una construcción como tantas, lo anecdótico es que don Douglas, opositor a las represas y buscador de energías alternativas, ha instalado todo el sistema energético a partir de una pequeña central hidroeléctrica que instaló aprovechando las aguas de un río cercano. Si, no instaló la energía en base al sistema solar o al eólico que tanto publicita, ¿por qué será?.Se dice en el diario que las habitaciones son confortables y tienen un valor de 370 dólares por persona en base a habitación doble. O sea, 740 dólares diarios, eso sí, incluye desayuno y cena. Si usted es empleado público en la región y tiene un sueldo de un millon de pesos, podría invitar a su esposa, solo gastará diariamente alrededor de 400 mil pesos, con dos días, más el combustible para su vehículo se gastará el sueldo del mes. ¿Le parece?. La verdad es que como ECOINVERSIONISTA el señor Tompkins lo está haciendo bastante bien. Ha conseguido el apoyo de muchos y ha logrado atraer gente a su negocio. Ya hay otros que lo están imitando, comprando grandes extensiones de tierras, primero un campo, luego el vecino, luego el de más allá, de pronto se tienen 40 o 50 mil hectaréas como si nada. Les invito a visitar la región y ver con sus propios ojos las grandes mansiones que se han construido en el corazón del Baker y otros lugares. Se ven raras, nosotros los aiseninos estábamos acostumbrados a los humildes ranchos de nuestros pobladores, a las casas sin ostentaciones, como lo era la casa de Lucas Bridges, cómoda, simple, acogedora. También estábamos acostumbrados a los campos chicos, ningún poblador soñaba con hacerse dueño de tanta tierra y además la ley de colonización no lo permitía, solo 1.000 hectáreas, más 50 por cada hijo nacido vivo, no más, la tierra tenía que alcanzar para todos y además dejar reservas fiscales.
Así que les dejo la invitación, acompáñenme en este viaje al pasado y lleguemos al hoy y meditemos sobre el destino de nuestra región, no vaya a ser que los cuidados del sacristán maten al señor cura . Les dejo una foto de una señalada en el Baker, en el valle Chacabuco en donde nunca más las veremos.